El desván de los recuerdos. Cuentos

Autor: Luis Valencia Rodríguez

Editorial: Editorial El Conejo

Año: 1994

Número de páginas: 153 p.

ISBN: 978-9978-87-145-4

Por Rubén Astudillo Astudillo[1]

“EL DESVAN DE LOS RECUERDOS” es un libro de carácter testimonial y de profunda resonancia existencial por ello mismo. Su principal o su único protagonista es la vida, que se desliza a través de las diferentes narraciones, con todo lo que éstas tienen de luces y de sombras, de aspiraciones, de sueños, de pesadillas y frustraciones, pero a la vez-asimismo con lo que podríamos denominar, sus pequeños-grandes momentos estelares.

El espíritu de solidaridad humana, como una de las características de “EL DESVAN DE LOS RECUERDOS”, no se da únicamente en los temas que conforman este mural de personajes y situaciones, sino en la intención rescatadora de lo cuotidiano, que Luis Valencia Rodríguez ha impreso a cada uno de sus relatos o cuentos, como él los denomina. Una intención o un propósito altamente logrado, dicho sea de paso.

Gracias a este propósito los habitantes de “EL DESVAN DE LOS RECUERDOS” salen de la nocturnidad en medio de la cual ha transcurrido su existencia, para alimentarse de la luz que les fuera negada. Como para vivir su otro lado de los sucesos. Para volver a vivir su tiempo, en otro menos amargo. Menos obscuro. Menos deshumanizado.

A este hecho, se refiere el propio autor, en el prólogo de la obra, en el que a través de él se expresan los personajes del libro: “…Somos los que hemos surgido entre dudas y sombras. Los que hemos aparecido de los escombros de la memoria, entre vacilaciones y recuerdos. Nos afirmaremos únicamente cuando comencemos a transitar por los senderos de la luz. Hemos nacido porque el destino así lo ha querido. …Nuestra futura existencia depende de la medida en que, al recorrer las páginas de estos cuentos, los lectores puedan descubrir los secretos que cada uno de nosotros esconde en lo más recóndito de nuestros espíritus. Clamamos porque no nos dejen morir en el rescoldo del olvido”.

“EL DESVAN DE LOS RECUERDOS”, por otra parte, es un libro cuyo contenido va mucho más allá de lo que sugiere su título. Entraña la realidad de un hecho señalador de la condición humana, víctimas de las eternas aves de rapiña, vengan éstas desde los insondables pozos del destino o del sistema social en la que ésta se encuentra atrapada y se deshace. Es un libro que cuenta y que acusa; solo que para ello no necesita acudir al grito. Un libro en el que el autor, con un lenguaje coloquial, habla “bajito para que se escuche más alto”. Y en esto, creo yo, reside uno de sus mejores logros. Allí está la base de su permanencia como hecho estético. Libro que cuenta, que indaga, que se solidariza con el ser humano, que sabe como penetrar en los recodos del comportamiento de las personas y, que cuando es necesario, saca a flote, con sencilla sabiduría, no solo aquello digno de la solidaridad y de la comprensión, sino también lo otro, aquello que debe ser objeto de cuestionamiento y repudio. En este último punto, vale la pena una recomendación para el, lector: el relato intitulado “Transparencia”.

Desde “EL DESVAN DE LOS RECUERDOS” Luis Valencia Rodríguez entrega al público interesado en la literatura, un haz de conmociones, de situaciones humanas difíciles de olvidar, sean que provengan de Quito –escenario buena parte de los relatos- o de otros lugares del continente. Relatos en los que se conjugan, en un estilo sin pretensiones –ni concesiones- la dureza de la denuncia social, la ternura y el calor humano, la simpatía por los pequeños seres –que diría Salvador Garmedia- y lo anecdótico, lo localista con lo universal.

[1] Tomado de la Revista AFESE número 24, año 1995. Rubén Astudillo fue un diplomático y poeta ecuatoriano fallecido en el año 2003.